De acuerdo a los variados estudios planteados en el curso, es posible entender la secularización no como una división radical entre lo social y la iglesia, sino más bien, como una relación distinta entre la religión, la política y la sociedad, basada en una evidente decadencia de la institucionalidad eclesial como protagonista de las grandes decisiones y expresiones sociales. Por otra parte, este trabajo considera a la religión como fuente de creencias y orientaciones que dan sentido al individuo, de este modo adquiere protagonismo para el sujeto en su espacio social, permitiendo interactuar con las construcciones de ideas, el debate público y las prácticas compartidas por la compleja red social las que contribuyen fuertemente a su identidad y pertenencia. La resignificación de la secularización, según señala la investigadora Campos Machado “es más que desencantarse por la conformidad de las “verdades” enarboladas por las instituciones, los individuos se unen en la autenticidad de una búsqueda espiritual personal y se “elaboran” cada vez más libremente relatos de creyentes que les permite aportar un sentido subjetivo a su experiencia del mundo”, entonces reformamos la idea que el fenómeno religioso pasa a ser una dimensión de la integralidad e influencia del individuo en la sociedad, lo que hace inclusiva la religión en la manera de entender las preocupaciones e interacciones culturales y en los asuntos públicos que conlleva la problemática social actual en el mundo globalizado.